En la era con mayor acceso universal a la información, la figura de los intermediarios en cualquier ámbito está perdiendo valor. Las personas prefieren buscar por internet que dejarse asesorar y limitan las interacciones con personas al momento final de la compra, para validar (o no) la opinión que se habían formado por sí mismas. Así, siguiendo esta lógica, la figura del corredor de seguros estaría quedando obsoleta, pero ¿por qué no es así? ¿Cuál es la labor de una correduría de seguros?
¿Qué es una correduría de seguros?
La figura del corredor puede enmarcarse en la categoría de intermediario porque “compra” a una aseguradora y “vende” a un asegurado. Pero un buen corredor hace mucho más que comprar y vender pólizas.
Una de las labores más fundamentales de un corredor de seguros es la de ser un intérprete: debe dominar perfectamente todo el lenguaje farragoso y técnico que usa el sector asegurador para que cualquier persona pueda pedir el seguro que necesita y entender el que recibe.
Además, un buen corredor debe comprender perfectamente las situaciones a las que se enfrenta un cliente cuando necesita un seguro. En la mayoría de los casos, las personas buscan organizar eventos deportivos, festivales de música o conducir por la ciudad. Es ahí cuando el corredor debe imaginar los riesgos que se derivarán de la actividad que el cliente quiere realizar, analizarlos, dimensionarlos y proyectarlos en una póliza que los cubra al precio más asequible posible (sin asegurar de más ni caer en el infraseguro).
¿Qué puede ofrecerte un buen corredor?
Hemos mencionado qué es un buen corredor, pero no todas las ventajas que aporta contar con sus servicios. Las más destacables podrían ser:
- Mejores condiciones: Un corredor entiende lo que necesita un cliente y sabe cómo pedirlo al seguro, dimensionando cada riesgo y ajustando la póliza a las necesidades concretas del contratante y, con ello, ajustando su precio.
- Comparación: Un buen corredor no deja nada al azar. Antes de ofrecer una solución, compara todas las posibles pólizas que puedan cumplir con las expectativas del contratante y escoge sólo las mejores y al mejor precio.
- Gestión de siniestros: Un buen corredor ayuda con toda la gestión de un siniestro, un proceso que puede ser farragoso y estresante para quien lo necesite, sobre todo si no está familiarizado con el lenguaje y las dinámicas del sector.
- Acompañamiento: Un corredor no desaparece después de la firma de la póliza. Ese profesional ayuda a gestionar imprevistos y asesora a sus clientes en cada paso de cualquier proceso relacionado con el seguro.
¿Cómo elijo una buena correduría de seguros?
Somos Prudenzia, una correduría joven que nace de la experiencia de sus integrantes y de la visión de un modelo híbrido que integra perfectamente el modelo de correduría clásico y uno de enfoque totalmente digital.
Comprendemos las necesidades de nuestros clientes y encontramos las mejores soluciones para cada caso.